viernes, junio 07, 2013

Cronosomas / Neuromante (I)


Pero señora, ¿es que no ve usted que hay sentado un pulpo? La mujer, perpleja, se para antes de sentarse en el asiento aparentemente vacío. El hombre la mira seca y directamente como si la dama estuviera a punto de cometer una atrocidad. Desconcertada se fija de nuevo. El tren traquetea. Aquel hombre no ha dejado de mirarla. De pronto acaricia algo en el aire. Algo abombado que mira con ternura. Entonces se gira hacia la mujer. Perdone la brusquedad, pero es que es tan pequeño y frágil. ¿Quiere sentarse en mi sitio? Vamos, no se apure, además me bajo dentro de dos estaciones. El hombre se levanta y cede gentilmente su sitio a la señora. La mujer se acomoda. El pulpo también.

miércoles, agosto 15, 2012

Silencios, escafandras y mariposas



Mayo 2012 - Silencios

 (…)Cuando las palabras te fallan, te disuelves en una imagen de la nada. Desapareces.

Notas de un libro de composición (1967). Paul Auster


Las palabras me eluden. Me llevan eludiendo dos meses.
En la calle de mi pensamiento me esquivan como en uno de esos encuentros inoportunos con el familiar incómodo. 
Me ven venir mientras camino hacia ellas despacio, sin dejar de mirarlas. Ahí están, esdrújulas y soberbias, cóncavas e inflexibles. 
No hacen ruido. Flotan.
Nos encontramos en la escarcha de su mudez y tras el breve  cruce seguimos nuestro paso en direcciones opuestas. Me paro y me giro, esperando que ellas lo hagan, pero ya no están. Y pienso que quizás este encuentro no haya sucedido nunca realmente sino dentro de las pareces de mi desesperación.

Una pelusa de silencio rueda hasta mis pies y yo, sencillamente, no sé qué decir.

Llevo dos meses sin saber qué decir.





Junio 2012 - Escafandras

Jean-Dominique Bauby , redactor  jefe de la revista francesa Elle, sufrió un accidente cardiovascular el 8 de diciembre de 1995. Tras tres semanas en coma Bauby despierta, descubriéndose que es víctima del “Síndrome del cautiverio”: está totalmente paralizado, no puede moverse, comer, hablar ni respirar sin asistencia. Su mente funciona con normalidad y sólo es capaz de comunicarse con el exterior mediante el parpadeo de su ojo izquierdo. Forzado a adaptarse a esta única perspectiva, Bauby crea un nuevo mundo a partir de las dos cosas sobre las que conserva el control: su imaginación y su memoria.
Bauby, muere el 9 de marzo de 1997, diez días después de salir publicado su libro “La escafandra y la mariposa”, escrito íntegramente tras el accidente. En 2007 Julian Schnabel  presentó la película homónima.  



Paso la tarde con B. y S.
B. me habla desde la escafandra de su enfermedad. La veo levantarse torpemente y por un instante nos recuerdo hace años bailando en una de nuestras primeras escapadas nocturnas. Nuestros cuerpos habían empezado a mutar y todas las hormonas del mundo se nos vinieron encima. Salir más allá de las diez de la noche era como internarse en un terreno selvático y oscuro donde todo era posible y, casi con seguridad, un irreversible y fantástico pecado. Bananarama reventaban las pistas de baile y B., E. y yo nos aprendíamos cada paso de sus coreografías de memoria. La vida poseía una sencillez insultante. Teníamos catorce años y unas reservas infinitas de tiempo y carcajadas.

Observo la pierna izquierda de B. basculando mientras camina hacia el pasillo. B. era como yo, una trasnochadora nata de fémures incansables.  Desde la escafandra de liquen de mi silencio le doy un sorbo a la cerveza. S., a mi lado, fuma lentamente. La cocker de B. se me acerca. Le acaricio la cabeza negra y firme pasándole la mano justo por encima de los ojos hasta la nuca y una suerte de redención se va abriendo paso bajo mis dedos. Tania, que así se llama,  achina los ojos de puro gusto y se queda inmóvil para que repita el movimiento ad infinitum. Las cabezas de los perros son así, un terreno absolutorio donde expiar todos nuestros terribles pecados.

B. vuelve renqueante. Ha tardado tres minutos en hacer lo que un no enfermo de esclerosis tardaría apenas cuarenta segundos. Me sonríe. B. habla por los codos. Sigue teniendo genio. Me gusta. S., silenciosa, apura el último cigarro mientras B. nos comparte un video sobre su enfermedad. La rodilla izquierda de S. se apoya en mi rodilla derecha. Las escafandras de las dos se disuelven en un instante dérmico y acogedor.  Escuchamos los testimonios de varias personas. La primera es una chica acompañada por su marido. Hace apenas dos años le diagnosticaron la enfermedad. Han bastado setecientos días para que ya no pueda andar sin sus muletas. B. se emociona. Veo sus ojos de perfil llenarse de lágrimas que  se apoyan, brillantes, en las orillas de sus párpados. Está hermosamente sincera y vulnerable. La pareja se abraza en el tft. Desde la escafandra de mi tristeza taladro los fotogramas de ese abrazo y la imagen de él se me cruza inevitablemente. Me siento en mi propia Chesil Beach y trago desamor  y más cerveza. S. desde su refugio nuclear que dura décadas, reposa inmóvil a mi lado. Siempre he pensando en ese universo gigantesco que S. esconde . Una civilización vernesiana oculta cuya entrada es un misterio que me provoca una suerte de sensaciones contradictorias. S y su escafandra vernesiana. Y pienso, estúpida, que el haberle puesto un buen nombre justifica la mediocridad de que, a unos centímetros de ella sólo sea capaz de hacer eso: rebautizar una amistad visible desde hace treinta años pero oradada por el más profundo de los desconocimientos. Como tantas y tantas cosas en esta vida.

Este mundo achatado por los polos está envuelto en una prisión de estupidez cancerosa que solo nos promete una quimioterapia de silencio.




Julio 2012 – Mariposas

Para Théophile y Celeste,
deseándoles muchas mariposas

(La escafandra y la mariposa (1997). Jean-Dominique Bauby)


Alzo la mano en el cielo de Bilbao para que la música me agarre y me salve otra vez. La BinariaVida pone el metrónomo y yo me pierdo. Cuarenta mil personas recorremos las carreteras de nuestros recuerdos y nuestros miedos con una banda sonora que se abre paso para que despertemos en alguno de los compases. Por un instante la escafandra se resquebraja y asciendo a la superficie. 
No me queda otra que rendir mi tristeza y elevarme sobre la rabia del perdedor. 

Estoy desnuda.
Sólo tengo una dermis que se eriza y que pulsa y un alma como la de Celaya, disponible.

Algo ha vuelto.

viernes, marzo 02, 2012

Renton



Tú un día de junio de 2005
Tú con tu hermana
Tú pelirrojo y pequeño
Tú y tu rabito torcido
Yo sosteniéndote por primera vez
Yo poniéndote nombre
Tú llegando a casa
Tú asustado pero curioso
Tú soportando el envite de Sansón
Tú y tus orejas enormes
Tú y yo ovillados en la cama
Tú creciendo
Tú eterno cazador
Azote de periquitos
Atila de insectos
Tú saltando por el pasillo
Tú maullando agudo
Tú morrudo
Tú ojos verdes
Tú adolescente
Tú sombra chinesca tras las cortinas
Tú funambulista del vértigo
Tú gastando la primera de tus siete vidas
Tú hospitalizado
Tú volviendo a casa
Tú impregnado de una melancolía atigrada que ya nunca te dejaría 
Tú conmigo en la corrala
Tú yonki del sol
Tú revolcándote feliz en el terrazo
Tú lamiendo con gula las baldosas
Tú escocés indomable
Dueño de secretos
Hurtador de cerveza
Tú enhebrador de vientos
Contador de estrellas
Superviviente del Nostromo
Tú acompañando mi caos
Tú paseándote por mi calma
Tú cumpliendo dos años
Tres años
Cuatro años
Tú soportando una primera mudanza
Tú asustado
Tú buscando tu sitio en mitad de una casa nueva
Tú acogiendo a Bruno
Tú desaparecido en un día nevado
Tú volviendo
Yo respirando otra vez
Tú corriendo por la terraza
Tú y yo persiguiéndonos por turnos
Tú enamorado del sol
Tú dormido en tu cojín
Tú fotogénico insultante
Tú cumpliendo cinco años
Seis años
Tú soportando la segunda mudanza
Tú buscando de nuevo tu sitio
Como yo
Tú saltando entre los sillones
Tú cuidando de Bruno
Tú conteniendo a Sansón
Tú acróbata de lo velado
Tú maullando en la puerta de mi dormitorio
Tú eterno goloso
Tú jugando con el árbol de navidad
Tú devorando tu regalo de Reyes
Tú tranquilo
Tú suave
Tú guardando un secreto oculto entre tus pequeños riñones
Tú maullando lánguido un 26 de febrero de 2012
Tú agazapado y rodeado de vómito
Tú camino de urgencias
Tú apenas respirando
Tú tambaleándote en la mesa de la consulta
Tú inyectado y escaneado
Tú con el cuerpo dejándote en la estacada
Tú solo
Tú rodeado de gentes y ruidos extraños
Tú sintiendo que te vas
Tú peleando
Yo agarrándome al clavo ardiendo de ese paso casi inaudible
Tú y yo
Tú cayendo sobre la pendiente implacable de un 29 de febrero de 2012
Yo latiendo al ritmo de tu desdibujo
Tú apenas consciente
Tú moviendo el rabo sobre las ondas de mi voz rota
Yo tomando la decisión más dura de toda mi maldita vida
Tú quedándote dormido entre mis brazos
Tú viajando camino de tu última casa
Tú ovillado tranquilo mientras la suave tierra te iba cubriendo
Tú dejando un vacío de silencio pegajoso
Una marea de tristeza asfixiante
Un realidad indigerible
Dos compañeros de bigotes mudos
Y una ciega de tu naranja calmo.


Madrid, después de días de una primavera inesperada
Ha vuelto a cubrirse de plomo y silencio.
El Sol anda buscándote
deshecho y torpe,
como yo.


martes, febrero 14, 2012

lose - lost - lost


A lo largo de nuestra vida sólo hay una excepción antes de que cualquier pérdida se convierta en un fracaso de proporciones gigantescas. Ese instante irrepetible sucede cuando se nos caen los dientes de leche siendo niños. Jamás una pérdida será tan perfecta y necesaria.


Recuerda.
Llevas varios días disfrutando de ese dolor suave del diente aferrado a la encía por su bracito de carne. El microdiente, suspendido en el abismo de la boca y tú, erre que erre, dale que dale con la lengua pero ese muñón no se suelta y tú que estás deseando que se suelte porque viene el Sr.Ratón Pérez, así que tu madre - si la tenacidad de la lengua no ha podido con el pequeño bastardo- tira firme y rápidamente de él y ahí te quedas tú, mostrando una pelada y enorme sonrisa mientras sostienes en la mano la moneda de cambio para el insigne roedor, te duermes con el diente bajo la almohada y a la mañana siguiente palpas ansioso hasta que tus dedos se encuentran con los lápices de colores, el muñequito o la golosina.
Principio y fin.
Fin y principio.


Está usted despedido.
Cualquier extravío posterior a esa primera y odontológica pérdida está unido a la idea de fracaso y es tal la tiranía del binomio que resulta indiferente en qué parte del rango dramático estés: una novia o el bonometro, el trabajo de tu vida o un cupón descuento para los próximos Cornflakes.
Es indiferente.
La pérdida es, por defecto, algo imperdonable y viscoso que siempre nos arroja contra la depreciación, no ya de lo que teníamos sino de lo que somos
Se ha follado a otra.
No pierdes un trabajo, una pareja o una partida de ajedrez.
Pierdes la utilidad, el amor mayúsculo y la inteligencia al completo.
Es el desastre total.
El Hiroshima definitivo.
Qué voy a hacer ahora. Qué voy a hacer.
La pérdida es un ataque frontal que solicita medidas de emergencia.

Pero ¿y si no existiera tal emergencia?,
¿y si no hubiera nada que reparar?,
¿y si entendiéramos que la botella vacía es una perversa clase de suerte?.
Fíjate.
Fíjate bien.
No se trata de ese buenismo irritante del aprender-a-apreciar-las-cosas-cuando-las-perdemos sino de verdades que hemos preferido ocultarnos durante un tiempo y que la pérdida nos estampana sin compasión alguna.
Parte de lo que atesoras desde la apestosa seguridad, parte de las que consideras tus férreas pertenencias no son sino hábitos forzados para que el resto del edificio no se desmorone. Para que la ecuación de levantarse cada mañana tenga una solución ilusoria que nos permita ejecutar el resto de leyes físicas.
De lo que se espera de nosotros.
De lo que se supone que tenemos que hacer y ser.
De lo que deberías tener a estas alturas.
De la jodida y obligada eternidad de todo.

Y ahora se ha ido.

Deja que te duela.
Deja que te arrase la tristeza.
Hay veces que uno, simplemente, ha de ahogarse del todo.
Perder la capacidad de hablar,
de respirar,
de escribir,
de pensar,
de comer,
de llorar,
de vomitar,
de confiar,
de exhalar,
de entender.
Perder la esperanza.
Toda.
Perderse y, como rezaba Cortázar, encontrar que ese punto donde todo está perdido es, paradójicamente, la única forma de que uno mismo comience a dejar de estarlo.

Así que, hazlo.
Cuando el planeta duerma, mete bajo la almohada el trabajo perdido, el novio ausente y el jaque mate.
Por la mañana tendrás un colmillo nuevo para arrancarle un pedazo de carne a la mediocridad.

viernes, diciembre 30, 2011

Jingle Hells: el lado oculto de las Navidades (II)



3.VILLANCICOS:
Los villancicos.
Esa suerte de género musical absolutamente inclasificable y del que se podrían escribir páginas enteras.
Originario del S.XV como tonada popular entre los habitantes de las villas o villanos (jamás una etimología fue tan justa) eran cantados en fiestas profanas narrando, cual telediario en ciernes, los últimos acontecimientos del pueblo o la región. Posteriormente llegaría su asociación a eventos religiosos y en última instancia el empleo de los mismos como armas de coacción masiva durante las fiestas Navideñas.

Sí, coacción. Y hablemos claro de una vez.
Los centros comerciales, dentro de su interminable lista de comportamientos abusivos, los combinan, a volúmenes variables entre los 120-130 dB, con una elevadísima temperatura ambiental (calefacción echando bombas). Los resultados son inmediatos: gente en trance comprando sin control y, lo verdaderamente terrible, feliz de hacerlo.
Hechos: tras un día de compras navideñas nos encontramos en casa con algo que no recordamos haber comprado, es más, ni siquiera sabemos para quién es. Detrás de ese aparente misterio siempre hay un villancico, cual mano negra, en la sombra.

Pero dada la naturaleza literaria de este blog, nos centraremos en el análisis correspondiente de estas fascinantes composiciones.
Primero reseñar que existe una infinidad de títulos para escoger; abarcando desde el algo macarra “La Marimorena” pasando por el insistente “Campana sobre campana” y llegando al destructor “Noche de Paz” (sí, este villancico es capaz de encogerle el bazo a Hulk Hogan).


Desde el punto de vista estructural detectamos una serie de elementos fundamentales:
Temática: Nacimiento-avatares del Niño Jesús y familia. Primeras visitas. Agasajamientos varios. Problemas de los invitados para llegar a su objetivo. Señalización deficiente.
Personajes principales: La Virgen María, San José, el Niño Jesús
Personajes secundarios: autónomos de profesiones varias (fundamentalmente pastores), ángeles, mula, buey, Reyes Magos.
Intérpretes: orfeones, adolescentes con pelusa labial pidiendo el aguinaldo ataviados con la ropa de sus hermanos pequeños, ancianos, personal eclesiástico y enfermos del karaoke, por citar los más importantes.


Respetando estos simples elementos, el resto queda al libre albedrío del autor/ejecutor.
En el caso de los autores, los villancicos han acabado siendo pequeñas obras maestras con toda una panoplia de estilos:
Desde el dramatismo amenazante, perfecto para ir aleccionando fieles:
Campana sobre campana,
y sobre campana tres,
en una Cruz a esta hora,
el Niño va a padecer.

Pasando por lo casi naïf:
Noche de Paz
Noche de luz
Ha nacido Jesús

Declaraciones de principios demoledoras:
Esta noche es Nochebuena
Y mañana Navidad
Dame la bota María
Que me voy a emborrachar

Hasta el surrealismo más sublime:
Pero mira como beben
los peces en el río,
pero mira como beben
por ver al Dios nacido.
o
Hacia Belén va una burra,
rin, rin (¿)
yo me remendaba, yo me remendé (¡)
yo me eché un remiendo, yo me lo quité (¿?)
cargada de chocolate (¡!??)
(el significado de este último villancico es, a día de hoy, motivo de serios debates entre los expertos)


Respecto a los ejecutores, podemos encontrar tres grandes grupos:
1. Eufóricos: portan algún instrumento de naturaleza dudosa (triángulo, pandereta o zambomba), gorro de fiesta, dosis masivas de alcohol y suelen encallarse en la segunda estrofa repitiéndola con fruición.
2. Profesionales: aprovechan las reuniones familiares para sacar al barítono/soprano frustrado/a que llevan dentro. Cierran los ojos y gorgojean. Los más peligrosos. Ofrecen ellos mismos interminables bises.
3. Niños: desatados. Especialistas en convertir una pandereta en un reclamo para tanques y carros de combate. Fácilmente neutralizables con dulces y/o dinero.


Consejos finales: paciencia y/o una Colt puntualmente camuflada en el árbol puede ser un garante de unas Navidades pacíficas para todos los implicados.

miércoles, diciembre 28, 2011

Jingle Hells: el lado oculto de las Navidades (I)



1.COMIDAS y CENAS NAVIDEÑAS:

También conocidas como sólootrafiguritademazapánmás,Chari.

Tras años de deliberación científico-lingüística, los expertos han llegado al acuerdo de establecer nuestro comportamiento gástrico-navideño como una forma específica de fagocitosis.
Entendiendo el proceso normal de digestión como "aquel que conlleva la transformación de los alimentos, previamente digeridos, en sustancias más sencillas para ser asimilados", circunscribir nuestras hazañas epifánico-duodenales a este ámbito se torna, no ya un eufemismo sino un chiste de carcajada obligada.
La argumentación de la tesis fagocítica es demoledora:

1. “Fagocitosis: proceso por el cual algunas células rodean con su membrana citoplasmática a un antígeno, célula apotótica, restos celulares y microorganismos introduciéndolo al interior celular…”
Simplemente cambiando algunas células por tía Hortensia o mi cuñado y antígeno, célula apotótica, restos celulares y microorganismos por cochinillo, centolla, salmón y lomo, obtendremos una definición tan acorde a la realidad que su enunciado alcanza por momentos el grado de poesía.

2. “…esto se produce gracias a la emisión de pseudópodos alrededor de la partícula o microorganismo hasta englobarla completamente…”
Aquí la definición alcanza cotas líricas con imágenes tan sublimes como emisión de pseudópodos, tan propias de mesas de más de veinte comensales.
Sustituiremos partícula o microorganismo por vianda grasienta o kilo y medio de nécoras.


2.ÁRBOL DE NAVIDAD:

En torno a este verde amiguito (raramente el árbol navideño provoca los cismas político-familiares del Belén) se sucede un acontecimiento sin precedentes, para los que hasta hace apenas unos años la ciencia no había encontrado explicación alguna: las luces navideñas.
Las luces navideñas se componen básicamente de 50 ó 100 lámparas de aproximadamente 4,5 voltios c/u, unidas por cable verde, con o sin secuenciador electrónico (parpadeantes o fijas). El modo de empleo es sencillo pero con la particularidad de que SÓLO se desarrolla normalmente durante el primer uso de estas pequeñas hijas de Satán.

Lo primero es comprar el correspondiente juego de luces. Puede darse cierta tensión entre pequeños y mayores respecto a la elección de las mismas ya que, si bien los infantes se decantan por tonos magento-parpadeantes cercanos a la epilepsia, los adultos optan por la pacífica inocuidad del amarillo vintage. Si queremos evitar episodios desagradables sugerimos comprar el segundo juego y chantajear al niño con dejarle poner, a modo de estrella, la dentadura del abuelo en la copa de nuestra amable conífera. Es infalible.
Una vez desembalado iremos enrollando las luces alrededor de las ramitas. Enchufamos y listo. La familia al completo emitirá un complaciente “ooh” mientras el niño roba al indefenso anciano los premolares de resina y acero quirúrgico.
El día 7 de Enero, recogemos todos los elementos decorativos cuidadosa y primorosamente. Llegado el momento de las luces las enrollamos despacio, como si devanáramos a la inversa una suave madeja de wolframio y las guardamos en su caja correspondiente.

Y aquí surge la tragedia: doce meses después sacamos el embalaje en cuestión y aquello es un mar de nudos capaz de convertir a un pitufo en Michael Myers.
Dará igual que deshagamos nuevamente aquello y que lo volvamos a enrollar con cuidado: nuestras parpadeantes amigas estarán magistralmente enredadas otros doce meses después.

Al principio se barajaron todo tipo de posibilidades pero no sería hasta el 9 de enero de 2008 cuando, tras rigurosos estudios científicos, un prestigioso laboratorio alemán consiguiera grabar, durante más de 48 horas, el autoanudado de un juego de luces completo color rojo Noél dentro de una cámara de vacío de media intensidad (presión de 4-5 mmHg).
Dichos estudios han sido bochornosamente ocultados a la opinión pública y consideramos esencial que vean la luz.

Y nunca mejor dicho.



Próximas entregas: Villancicos/Rituales de Nochevieja y Regalos de Reyes/Metas y Colecciones de enero.

sábado, diciembre 03, 2011

Manual Práctico para detectar en diez pasos a un/a Imbécil


1.      El Imbécil, ES, no se hace. Tampoco nace. 
      El imbécil ES un ser diferenciado, un estado matérico diferente y que no obedece a parámetros temporales y/o físicos. 
      El imbécil, finalmente, no es, ES Imbécil.

2.      No debe confundirse al Imbécil con un Gilipollas. El Gilipollas es sacrificable, básico pero inofensivo e incluso gracioso, el Imbécil no.  De hecho, el Imbécil copa gran parte de los estamentos sociales con capacidad decisoria así como distintas categorías profesionales de alto impacto y peores consecuencias. 
      Los políticos tienen una enorme tendencia a la Imbecilidad.

3.      El Imbécil no se crea ni se destruye, se hace más Imbécil.

4.      El Imbécil es básicamente gregario. Si bien intentan rodearse de una parroquia devota, tienden al asilamiento inherente a los Pedantes Profesionales. Con ello dosifican su divina influencia entre sus devotos groupies, considerados, básicamente, imbéciles por el Imbécil. 

5.      El final del párrafo anterior nos remite al sistema ideológico-filosófico del Imbécil: el Funcionalismo Inverso (también denominado Funcionalismo Imbécil), resumido básicamente en la idea de que todos son imbéciles menos él. 
      Tomando el Funcionalismo como aquella corriente de pensamiento donde la mente es considerada parte funcional y esencialmente útil del organismo humano, el Imbécil redefine la misma considerando SU mente como la ÚNICA parte funcional de TODOS los organismos humanos. 
      A pesar de lo agotador de la tarea, el abnegado Imbécil la desempeña con rendida y maratoniana devoción de lunes a domingos, festivos incluidos, y sin remuneración alguna.

6.      Ser Imbécil triunfa. El Imbécil no entiende nada, hecho que le convierte, automáticamente, en un adelantado a su tiempo.

7.      El Imbécil está física y mentalmente incapacitado para escuchar. Mediante experimentos in vitro con distintos Imbéciles (costó que no quisieran ellos mismos dirigirlos y evaluarlos) se observaron, en condiciones de presión auditiva, dos tipos de reacciones:

7.a. Repliegue de los huesos del oído interno (en el caso de algunos individuos el repliegue fue tan intenso que se extendió hasta los pabellones auditivos, dejando al sujeto con unas interesantísimas y muy loables orejas de hipopótamo)
7.b. Cuadros de ansiedad con toda la sintomatología recurrente: palpitaciones, sudores, temblores, pánico, confusión. En este punto el Imbécil desarrolla una pauta bien tipificada de somatizaciones:
- Escuchar a otro 1 minuto: enrojecimiento de mejillas, sudor ligero.
- Escuchar a otro 2 minutos: alteración del pulso, actividad incrementada de las glándulas suprarrenales. El Imbécil pide agua (con gas)
- Escuchar a otro 4 minutos: principios de infarto, pérdida de visión, colapso alveolar, asfixia inminente. El Imbécil transpira como un animal de granja.
- Escuchar a otro más de 5 minutos: delirios, visiones, colapso generalizado y, finalmente, la muerte. El Imbécil solicita la extrema unción.
  
8.      Existe una patología traumatológica diferenciada, conocida como “Codo de Imbécil”. 
      Esta afección se caracteriza por una profunda disfunción muscular por la cual  el Imbécil pliega su codo, apoya la barbilla en la mano correspondiente y ladea sutilmente el cráneo mientras se sume en una honda reflexión, emitiendo “ajams” y “uhums” seguidos. 
      Esta dolencia se desarrolla profusamente en exposiciones, conferencias, jornadas, conciertos de música clásica, cóctails y lecturas de grandes obras literarias.

9.      El Imbécil colecciona frases hechas y tiene a buen uso emplearlas cada dos por tres. Es un devoto, rayando lo onanista, del refranero popular. 
      Hay una linea investigatoria de la que sugerimos la lectura del ensayo: “Poluciones refranísticas o la excitación sexual del Imbécil”

10.  Advertencia: jamás discutas con un Imbécil. Sólo existe un modo de hacerlo y es viajando  hasta los confines de sus amébicos dominios. Allí, en el níveo espacio de la más absoluta de las estupideces... te ganará por goleada.