viernes, junio 07, 2013
Cronosomas / Neuromante (I)
Pero señora, ¿es que no ve usted que hay sentado un pulpo? La mujer, perpleja, se para antes de sentarse en el asiento aparentemente vacío. El hombre la mira seca y directamente como si la dama estuviera a punto de cometer una atrocidad. Desconcertada se fija de nuevo. El tren traquetea. Aquel hombre no ha dejado de mirarla. De pronto acaricia algo en el aire. Algo abombado que mira con ternura. Entonces se gira hacia la mujer. Perdone la brusquedad, pero es que es tan pequeño y frágil. ¿Quiere sentarse en mi sitio? Vamos, no se apure, además me bajo dentro de dos estaciones. El hombre se levanta y cede gentilmente su sitio a la señora. La mujer se acomoda. El pulpo también.
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