Verde que te envidio, verde.
Verde celo. Verde rabia.
Verde estado arrebolado
que me roe en las entrañas.
Con tu Yaguar, con tu Visa,
con tu ingente cuenta bancaria.
Esa enorme ristra de ceros
que no entiende de matemáticas.
Con tus hijos, todos listos.
Con tu mujer, rubia y alta.
Si pienso en mi propia boda,
la fiebre se me desata.
Con tu suegra tan prudente,
calladita y en su casa.
Te la cambio por la mía
que dudo que sea humana.
Con tu casa gigantesca,
tan fina y bien decorada.
Mirando mis muebles de IKEA
sólo maldigo mi estampa.
Este sentimiento hondo.
Este estado de batalla.
Sólo puede solventarse,
rompiendo mi puño en tu cara.
Pero, pronto, me digo a mi mismo:
¿cómo soy yo tan canalla?.
Y al rato me importa un bledo.
Y no hay más conciencia que valga.
Verde que te envidio, verde.
Verde celo. Verde rabia.
Ese accidente doméstico
que preparo para mañana
te dejará frito y pegado
a tus putas y excelsas tostadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario